La historia de Roma nos remonta a aquellos hombres que se bañaban en sangre, soldados que luchaban por ampliar las fronteras de su ciudad más allá de lo imaginable. Aunque también nos referimos a hombres que eran esclavos, objetos de diversión. A este conjunto de hombres se les llamaban "gladiadores".
La palabra gladiador viene del latín "gladius" que significa "el que porta la espada". Con la llegada de la República, los políticos decidieron transformar este ritual en un espectáculo a fin de obtener el reconocimiento o el favor de
los habitantes a tal punto que se lanzaba a los espectadores comida, como por
ejemplo pan, para con ello poder ser elegido en las elecciones próximas.
El cuerpo de gladiadores estaba conformado por esclavos, prisioneros de guerra y delincuentes. Los mismos eran
entrenados en los “Ludi“, escuelas de entrenamiento y formación de
gladiadores cuyos propietarios eran los “Lanistae“, en donde también
ingresaban aquellos que sin tener la obligación de luchar, buscaban la fama y
el reconocimiento a través de este singular medio de diversión popular.
Como todo actual deportista, los gladiadores debían
seguir una dieta especial a base de proteínas con el fin de obtener un cuerpo
lo suficientemente fuerte como para poder soportar las heridas. Además, al ser
una fuente de ganancias, recibían el cuidado especial de los mejores médicos.
Había diversas clases de gladiadores:
• Los Andabatae se les conocían
por su casco sin aberturas para los ojos.
• Los Equites iban a caballo o
en carroza (aurigas), por lo que solían luchar entre ellos.
• Los Hoplomacus portaban tiras
de cuero en muchas partes del cuerpo (tobillos, muñecas, rodillas). Luchaban con
grandes escudos, casco y cimeras.
• Los Reciarius no llevaban
protección ni en la cara ni en la cabeza y tan solo portaban una túnica con un
cinturón ancho de cuero, un tridente, un puñal y una red.
La lucha
de gladiadores llego a ser tan popular, que Roma comenzó a dictar leyes que regían este espectáculo. Estos feroces guerreros
alcanzaban una fama tal que llegaban a ser ensalzados por los poetas, su
retrato aparecía en joyas y jarrones y hasta incluso obtenían la libertad.
Mas allá
de esto, el destino siempre les era incierto y en algunas ocasiones, cruel. La
autoridad que arbitraba las luchas de gladiadores decidía el fin del guerrero
vencido. Si su dedo índice se dirigía hacia el cielo, el derrotado conservaba
su vida, en cambio, si señalaba la yugular, se procedía a la ejecución del
gladiador introduciéndole la “espada costa” por el cuello en dirección
al corazón y sentenciando su vida para siempre.
Fuente: http://historiageneral.com/2009/09/21/el-origen-de-los-gladiadores-romanos/
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